Boletín “Economía al día” 4/2011

Pasivos Ambientales fantasmas del presente y futuro de Guatemala
¿Quién o quiénes pagarán por ellos?

Autor: Carlos Morales López


Hay una parte importante de la opinión pública que se cree el cuento de esas inversoras, como es una minera o una industria forestal de esas que vienen, arrancan los recursos naturales y después se van. Pero son vendedores de prosperidad y felicidad que un día desaparecen, dejando tras de sí sólo agujeros y fantasmas, espacios vacíos. Desde hace cinco siglos que es así y eso tiene que enseñarnos. Defender nuestros recursos naturales es una parte sustancial de la defensa de nuestra identidad cultural.

Eduardo Galeano

La actividad minera en Guatemala y en otros países latinoamericanos ha sido, es y será fuertemente cuestionada por sectores afectados, entre estos, miles de campesinos que hoy viven los impactos nocivos de la actividad minera.. Estas críticas han sido perfectamente sustentadas por grupos ambientalistas y por la irresponsable conducta de las empresas dedicadas a la explotación de los recursos no renovables. El diseño e implementación de leyes favorables a la explotación minería a cielo abierto, permite que los daños provocados a los ecosistemas queden impunes. La aparición del concepto Pasivo Ambiental es reciente y busca desde la legislación un marco que permita evitar, corregir y sancionar este tipo de daños. La generación de pasivos ambientales debe contemplarse desde la instalación, desarrollo y explotación de recursos naturales. El tema aún no esta presente en la agenda del Estado de Guatemala y de grupos ambientalistas locales, por lo que su abordaje es necesario para evitar los efectos nocivos de la minería en el futuro. Con el desarrollo de esta industria a nivel mundial también se ha corregido la legislación en muchos países, especialmente en America Latina, con el objetivo de asegurar la sostenibilidad de los medios de vida de poblaciones vulnerables. Es momento entonces de que esta sociedad exija una verdadera legislación de talla mundial, económica, y ecológicamente responsable, que además contribuya al desarrollo del país.

El año 2010 la industria extractiva del oro obtuvo las mejores ganancias de su historia. Este nivel de ganancias se expresa en los precios actuales de las acciones de las empresas mineras, en el pago de dividendos a sus accionistas, la ampliación y expansión de esta actividad a otras zonas y países de la región, entre otros indicadores. Bajo estos parámetros y en el actual modelo económico, puede decirse que la industria del oro es altamente rentable. No faltará la presión internacional para que en los países latinoamericanos se siga otorgando a esta industria todas las facilidades, además de las que ya tiene, para que continúe con su crecimiento. Hoy más que nunca es evidente que dicho crecimiento poco o nada ha contribuido con las comunidades y en el futuro heredarán los pasivos ambientales de esta industria.