A propósito del Día internacional del trabajo
(1° de Mayo)
Autor: Edgar Arturo Marroquín López, Director IIES
En una fecha tan especial como el 1 de mayo en la cual se conmemora el Día internacional del trabajo, el IIES quiere hacer un aporte reflexivo teórico-conceptual, tanto del trabajo como de la persona que lo realiza (trabajador y trabajadora), enmarcando dicha reflexión en el ambiente donde se desarrollan y expresan tanto uno como el otro. Esperando que este sencillo aporte sume a la formación académica de los trabajadores en general y de las bases de toda organización sindical, cuyo fin primordial es la defensa justa y digna de los derechos laborales.
Inicialmente podríamos decir que el trabajo, la producción de los bienes indispensables para la subsistencia de las personas, es la base y punto de partida para la vida y desarrollo de cualquier sociedad, desde los orígenes de esta y de la existencia misma de la humanidad. Por eso, es reconocido por el Materialismo Histórico como la actividad económica principal de donde se derivan el resto de las actividades económicas, así como las otras de naturaleza política, social, jurídica, espiritual, cultural y demás actividades no económicas o supraestructurales.
El trabajo tiene una connotación social; aunque a veces se expresa aparentemente de forma individual, aislada o particular, esta actividad así realizada siempre requiere de bienes o mercancías producidas por otros productores (insumos, por ejemplo), o bien, se realiza para para satisfacer las necesidades de otras personas, de la comunidad o de otras empresas. El aspecto social del trabajo se reafirma con el aparecimiento de las relaciones sociales, económico-productivas, que se establecen entre los trabajadores y entre estos y los medios de producción o de trabajo, dentro de todo proceso de trabajo.