Boletín “Economía al día” 2/2011

Urgente necesidad de una divisa internacional confiable

Autor: Leonel Hernández Cardona


A finales del año 2010 Estados Unidos de Norteamérica propició una guerra de divisas internacionales con la emisión monetaria que efectuó la Reserva Federal –FED– de seiscientos mil millones de dólares (US$. 600,000.000, 000) poniendo en peligro el comercio mundial, este poder en forma omnipotente se lo han abrogado en forma unilateral los países más desarrollados del mundo, cuyas monedas en la actualidad son aceptadas como medio de pago en las transacciones comerciales mundiales. Que privilegio sería el que nuestro país pudiera pagar sus importaciones en quetzales con la simple impresión de billetes.

La política simple de imprimir billetes que utilizó EE.UU. también es practicada por todos los países que utilizan sus monedas como divisas internacionales, con las cuales se permiten pagar a todos los países subdesarrollados las mercancías que son frutos del trabajo y esfuerzo de millones de habitantes, sin importarles que el pago se haga con simples papeles impresos que de buena fe el mundo acepta.

Como expresa Eduardo Galeano, el dinero tiene en nuestro planeta más libertad que el ser humano. La globalización neoliberal ha permitido que el dinero se convierta en el gran protagonista de las relaciones económicas. Ha dejado de ser un instrumento para crear actividad y riqueza, convirtiéndose en un fin en sí mismo. Los bancos, las compañías financieras, de seguros, los fondos de pensiones, los multimillonarios, las empresas de calificación de riesgos y las grandes empresas multinacionales utilizan sus recursos financieros en operaciones especulativas muy rentables y hasta fraudulentas, que gracias a las nuevas tecnologías en las comunicaciones, llevan a cabo sin cesar día y noche en todos los mercados financieros del planeta. Los Estados han cedido su poder a empresarios sin escrúpulos, quienes con la especulación ganan inmensas fortunas sin pagar ni un céntimo de impuestos. Así ha nacido un nuevo y antidemocrático Poder Monetario, cuyo origen y naturaleza son muy cuestionables.